En La Alcarria hay pueblos que, como la mejor miel, son de envasar en frasco pequeño. Y es que Carabias es un privilegiado espectador de estos camaleónicos campos de cereal que, salpicados de encina y lentisco, pasan del verde al ocre y al pajizo inundándose de una magia perenne y secular. Cardamomo invita al refugio, vestido de piedra y teja clásica con complementos de vanguardia como paños de acero corten, y una arquitectura amplia domina sobre le alma primera de la casa. En el interior, decoración acogedora, rincones cálidos, chimeneas encendidas, sedas, terciopelos y wi-fi en el aire. El restaurante es un espacio acogedor y sobrio, impecable y con vistas al campo, como las habitaciones, algunas con jacuzzi y otras con baño adaptado. En el jardín, una pequeña piscina con cascada y jacuzzi; y en el prado anexo, como un mirador sobre las llanuras cuarteadas de labor, el ocaso pide silencio, tiempo y un libro. Dentro, el recién inaugurado spa invita al relax y la revitalización.